Cuando encontraron un nuevo lugar para ubicar su negocio, una pareja de anticuarios belga decidió transformar su antigua tienda, un viejo garaje, en su nuevo hogar.
El resultado: Todo un ejercicio de eclecticismo y gusto por los detalles únicos.
El mueble del salón procede de una antigua farmacia y la mesa baja fue realizada con una tina para agua.
En el interior de la vitrina, miniaturas de muebles, fragmentos de esculturas, dibujos, libros antiguos...
Un verdadero gabinete de curiosidades.
Como contrapunto, la chimenea de diseño ultramoderno, pero que enlaza muy bien con el aire industrial que recorre el espacio.
En el comedor, el mueble de metal procede de un barco, la mesa se construyó a partir de un pie industrial sobre el que se colocó un sobre de piedra a tono. ¿Reconocéis las sillas? Fueron decapadas para unirse al conjunto.
En el edificio se han respetado al máximo los elementos originales, como la estructura metálica del tejado, las puertas y la pared de ladrillo visto. La escalera, de nueva obra, se construyó siguiendo este mismo espíritu.
La altura del edificio permitió crear una segunda planta abierta a la zona inferior que alberga dos dormitorios y el baño.
En la fotografía la zona de trabajo, con una colección de juguetes antiguos.
En el dormitorio, una cómoda inglesa dorada por la propietaria.
El aseo, con lavabo de piedra adornado con un friso de cinq.
Un ojo de buey recuperado enmarca el espejo.
Las fotografían han sido tomadas del número de febrero-marzo de 2010 de la revista Art & Décoration.